Cuando hablamos de la asignatura de religión nos podemos encontrar con diferentes actitudes ante esta materia. Hay rechazo, hay aceptación y también hay indiferencia. Es normal que las personas contrarias a la fe rechacen esta asignatura, pero es más preocupante que los creyentes que aceptan la enseñanza religiosa en la escuela la consideren una asignatura secundaria, de poca importancia en la formación escolar integral.
Quizá el problema está en que hay un desconocimiento de lo que es exactamente la asignatura de religión, de qué es lo que se da exactamente en esta asignatura y de cuáles son sus contenidos. Un primer acercamiento para conocer qué es la enseñanza religiosa en la escuela pasa por tener claro que no es “catequesis”.
Es importante diferenciar equilibradamente la enseñanza religiosa de la catequesis. Estas dos acciones educativas poseen finalidades diferentes, aunque ambos campos no son ajenos y pueden estar relacionados y complementarse. La Conferencia Episcopal, al marcar las competencias específicas de cada uno de ellos, nos habla de complementariedad.
La misión de la escuela es cooperar para que el individuo alcance su desarrollo integral y la enseñanza religiosa contribuye mostrando la dimensión moral y religiosa de la persona. La enseñanza religiosa evalúa la adquisición de conocimientos, no la fe del alumno, por lo que es una asignatura válida también para no creyentes.
Podemos enumerar las siguientes características de la enseñanza religiosa en la escuela: ilustra la fe, busca la maduración personal, fundamenta la religión en conceptos racionales y pretende la síntesis entre la fe y la cultura de la persona. La asignatura de Religión debe adaptar los objetivos y los métodos al ámbito de la escuela, además de conseguir el diálogo interdisciplinar entre el Evangelio y la cultura con la maduración crítica del alumno.
Los elementos fundamentales de la fe y de la moral católica son los contenidos que debe desarrollar la asignatura de Religión, adaptados al momento del desarrollo evolutivo del alumno. Los ejes vertebradores de los contenidos de esta asignatura son:
- El hombre y lo sagrado, fuentes y lenguaje religioso.
- La Revelación de Dios en la historia del hombre.
- El hecho religioso en la historia.
- El mensaje ético de la fe cristiana.
En base a estos ejes, la Conferencia Episcopal propone distribuir los contenidos de la asignación en cuatro bloques y así aparecen en el currículo de la asignatura de religión en la ley de educación en vigor en la actualidad (LOMCE):
- El sentido religioso del hombre
- La Revelación: Dios interviene en la historia.
- Jesucristo, cumplimiento de la Historia de la Salvación.
- Permanencia de Jesucristo en la historia: la Iglesia.
En definitiva, la asignatura de religión responde con rigor académico a los grandes interrogantes del hombre. Además, contribuye a entender la cultura que hemos heredado, ya que muchas expresiones de la cultura europea tienen su fundamento en la fe cristiana.